domingo, 10 de marzo de 2013

Nado entre un mar de lágrimas.



Imagino tu rostro lívido, tus ojos adormecidos cubiertos por espesas pestañas, húmedas de agua salada. Pequeños océanos transparentes que saltan del  cielo como clavadistas profesionales. Hasta fusionarse con el océano de la realidad, contaminado e infectado de pirañas. No mires.