viernes, 26 de enero de 2018

9.855 días de espera


Antes que nada, perdona si huele un poco a cerrado. Hacía mucho tiempo que nadie se alojaba aquí, y menos aún con la intención de quedarse. Ábreme bien de puertas y ventanas. Que corra el aire, que entre tu luz, que pinten algo los colores, que a este azul se le suba el rojo que hoy, 26 de enero, nos vamos a poner moraos. 

Y hablando de ponerse, vete poniendo cómodo, que estás en tu casa y por mucho que no te guste leer conmigo te vas a poner las botas. Yo, por mi parte, lo he dejado todo dispuesto para que no quieras mudarte ya más. 

Puedes dejar tus cosas aquí. Entre los años que te busqué y los que te pienso seguir encontrando (al igual que tus canas) Los primeros están llenos de errores y aciertos, y los segundos, teñidos de ganas de no equivocarme otra vez. 

El espacio es tan acogedor como me permite mi honestidad. Ni muy pequeño para sentirse incómodo, ni demasiado grande como para meter mentiras. 

Mis recuerdos, los dejé todos esparcidos por ahí, en cajas de zapatos gastados y cansados de merodear por vidas ajenas. No pises aún, que está fregado con lágrimas recientes y podrías resbalar. Yo te aviso.

El interruptor general de corriente está conectado a cada una de tus sonrisas. Intenta administrarlas bien y no reírte demasiado a carcajadas, no vayas a fundirlo de sopetón. 

No sé si te lo había comentado antes, pero la estufa la pones tú. 

Y hablando del tema, he intentado que la temperatura del agua siempre estuviera a tu gusto, pero si de vez en cuando notas un jarro de agua fría, eso es que se me ha ido la mano con el calentador. Sal y vuelve a entrar pasados unos minutos. Discúlpame si es la única solución, es lo que tenemos las locas de la vieja escuela, que ya no nos fabrican ni los recambios. 

Tampoco acaba de funcionarme bien la lavadora. Hay cosas del pasado que necesitarán más de un lavado, es inevitable. Y hay cosas del futuro que, como es normal, se acabarán gastando de tanto lavarlas. La recomendación, ensuciarse a su ritmo y en su grado justo. Eso sí, no te preocupes por las sábanas, que las mías lo aguantan todo. 

Para acabar te he dejado un baño de reyes, una cama de bello durmiente, un sofá de puta de lujo y algo de pollo al curry con arroz hecho en la nevera. Para que lo disfrutes a tu gusto, eso sí, siempre que sigas reservando el derecho de admisión. 

Aquí no vienes a rendir cuentas, sino a rendirte tú. Aquí no vienes a competir con nadie (excepto si jugamos a AOV), sino a compartirte a mí. 

El resto, no sé. Supongo que está todo por hacer. Encontrarás que sobra algún tabique emocional, que falta alguna neurona por amueblar, y que echarás de menos, sobre todo al principio, alguna reforma en fachada y en estructura. 

Dime que tienes toda la vida, y voy pidiendo presupuestos. 
Dime que intentaremos toda una vida, e iré encofrando mis nunca más. 

Quiero seguir cumpliendo días a tu lado. Meses. Años. Horas. Pero seguir.



Te quiero. 

Así de simple.
Así de siempre. 











(Texto inspirado)