sábado, 9 de diciembre de 2017

De. Qué. Vas


"Qué has hecho conmigo. Dónde me has dejado.
No es que pretenda salir a buscarme, es por simple curiosidad. A dónde has enviado todas mis penas, que mira que no eran pocas. A qué lugar enviaste mis agravios, mis nunca más. De verdad, dime qué has hecho conmigo, y ya puestos dime también cómo lo has hecho. 
De. Qué. Vas. Eh. De. Qué. Vas
Qué has hecho conmigo y con todo aquello de lo que yo me solía quejar. Qué has hecho con mi frase fetiche "Crecer es aprender a despedirse" que parece que de pronto solo sea válida para los demás. 

Qué has hecho con esta sonrisa que ya no se me cae de la cara. Que me paseo por la vida con esta cara de idiota que se suma a la que ya tenía, que no estaba mal. 

Qué has hecho con mi vergüenza. Que no es que la haya perdido, es que me río de ella cada día más. Qué me has hecho para que me de todavía más igual el qué dirán. Cuando uno tiene algo tan bonito entre manos, no necesita la aprobación ni el juicio del otro. Simplemente lo disfruta, sin más. Y quien no lo entienda, pues para él toda nuestra lástima y desearle que lo llegue a descubrir en esta vida, ojalá. 

Qué has hecho con mis ojos, que ahora ya solo buscan los tuyos en medio de cualquier cena o reunión con los amigos, como la proa que busca el faro en plena tempestad. Qué has hecho con los que me conocen, que me amenazan diciéndome que pobre de mí que la cague contigo. que me observan insistentemente como advirtiéndome que más me vale cuidarte bien. No sé qué hice en esta vida o en otra para merecerte, pero me gustaría saberlo lo antes posible para hacerlo las veces que hiciera falta y retenerte aquí conmigo. 

Si alguna vez me dejas -que me dejarás- hazme un favor y jamás me vuelvas a dejar como estaba. Me has mejorado por dentro y por fuera, te me has bajado mi última versión y este hardware ya no quiere ser compatible con un software anterior al nuestro. 

Hoy te disfruto sin pensarlo, porque como lo piense, seguro que me pongo nerviosa y dejo de hacer lo que sea que hago para hacerte feliz. 

Qué has hecho conmigo que nos ha unido tanto.

Qué has hecho conmigo que ya no sé qué hacer sin ti." 




(by Risto Mejide)

martes, 14 de marzo de 2017

Donde las princesas no saben bailar





Esta noche, por lo que a mí respecta, bien podría saltar el mundo en mil pedazos. Por qué no. Y nosotros con él. Acabar. Echarle de una vez-y para siempre- el telón a este teatro, a esta absurda comedia. Y a tomar por culo todo. 

Existe un breve momento en nuestra vida en el que nos sentimos más perdidos que nunca. En el que creemos que no llegaremos a realizar ninguna de las metas que en su día nos propusimos. En el que lo que antes nos motivaba, ahora nos quita las ganas. Llega ese momento en el que nada nos llena; ni bailar hasta las 8, ni el café de las 5, ni los besos robados, ni las miradas furtivas, ni los orgasmos mañaneros. Esos pequeños detalles, prácticamente imperceptibles para el resto del mundo. Cuando tus pies se mojan en la playa. Esa cicatriz de tu cuerpo que tú conoces y casi nadie más. Ver que ese desconocido una vez fue tu mayor conocido. Esos pequeños gestos involuntarios que creías horrorosos y ver que para alguien más lo son todo. Cuando arrugas la nariz. Ese tic en la comisura de tus labios. Esas cosas en las que no se fija nadie.
Yo sí.
Y no sé si me va bien o mal, seguramente mal, pero qué más da. 

Justo cuando crees tener todo organizado, el destino te lanza algo inesperado. Así que tienes que improvisar. Te sientes como pez fuera del agua, sin saber qué dirección seguir, qué decisiones tomar, y simplemente te dejas llevar como una cometa. Y acabas encontrando la felicidad en lugares que jamás habrías imaginado y queriendo a quien nunca pensaste que llegarías a querer así. Hay personas que no tienen ni idea de cuánto nos desordenan los pensamientos con solo aparecer. Es curioso eso del destino. 

Vivo en una bola de cristal. Como dicen por ahí: "no me entiendas, solo ámame". No soy como un mundo ordinario. Tengo mi locura. Vivo en otra dimensión y no tengo tiempo para cosas que no tienen alma. De gente trastornada está el mundo lleno, pero hay gente que se pasa. Soy hipocondríaca y kamikace de nacimiento. Soy de charlas largas y debates filosóficos hasta altas horas de la madrugada. Soy de sangre caliente pero de tacto frío. De no meterse en la vida de los demás que suficiente tengo ya con lo mío. De hacer estupideces para que alguien sonría. De esas princesas que se escriben su propio cuento. Soy una historia más.

No sé bailar.
No sé vivir.
Solo sé improvisar.

Y que la vida es bella, y también es muy bestia, pero es que sino todo sería un completo aburrimiento. Supongo que en esos momentos en los que todo está patas arriba, es cuando realmente nos damos cuenta de lo importante que son esos pequeños matices que dan color a nuestra vida. Que aunque lo veamos todo blanco o negro, nos olvidamos de que también existe el gris.